En 1839 inició el camino de la fotografía, el universo de las imágenes revolucionó gracias a la cámara fotográfica, encargada de presentarnos infinitos catálogos de imágenes, con gran variedad de temáticas, anécdotas y trasfondos que solo dicha herramienta logra ejecutar. Esto dependiendo del ojo que observa, lo que el fotógrafo quiere presentarnos de acuerdo a su visión, estilo y entorno cultural presenciando.
En el mundo de la fotografía se ha especulado sobre ella desde su comienzo; su motivo de existencia, la funcionalidad, aportaciones y el uso que se le debe o no dar a esta. Para ello cientos de estudiosos, ensayistas y practicantes de la fotografía, han efectuado sus opiniones, sugerencias o críticas, para aquellas personas interesadas en la fotografía, ya sea desde carácter teórico o practico, inicial o ya experimentado.
Una de ellas fue Susan Rosenblatt mejor conocida como Susan Sontag (1933-2004); fue una celebre escritora y ensayista neoyorquina, egresada de la universidad de Chicago y con maestría en Harvard y Oxford. Sus aportaciones más memorables son los ensayos Contra la interpretación y Sobre la fotografía, éste último se ha vuelto una importante referencia para la fotografía, como un libro citado para casi todo interesado en el tema.
Sobre la fotografía es un ensayo que nos invita a pensar en las diferentes actitudes que se pueden tener en torno a la fotografía, su significado en la cultura y las diferentes perspectivas que se pueden emplear. Con títulos un tanto metafóricos en cada capítulo y muestras de minuciosas investigaciones, Sontag va guiando conforme ella interpreta la fotografía, el uso que ha adquirido la cámara y la funcionalidad que se le ha dado actualmente.
De acuerdo al ensayo Susan nos presenta una dualidad que desglosa según los temas que va tratando sobre la fotografía; su historia y contexto, realidad o ficción, belleza o fealdad, voyerismo o moral. De entrada, metafóricamente compara la cámara con un arma de fuego: el fijar la lente, apuntar y disparar. Capturar momentos, circunstancias y escenarios con la intención de reflejar la realidad y presentar diferentes perspectivas logradas por el fotógrafo.
La imagen tiene como objetivo o intensión, que el espectador al observarla encuentre en ella algo novedoso e impactante, pero, el observar imágenes o estar en búsqueda de ellas ¿nos convierte en voyeristas? La fotografía es una evidencia del acontecer humano, puesto que el comunicarnos simbólicamente y ser prácticamente seres visuales, es natural que las figuras que nos resultan poco familiares nos llamen más la atención.
Por ello el presentar al público fotografías que rompan con la cotidianeidad usualmente nos inclinan a la idea de poder observar lo prohibido o inalcanzable gracias a la imagen. En el texto Susan hace división de las mencionadas ideas, se cuestiona la dualidad de entre lo bello y lo feo, haciendo comparativas del trabajo de Walt Whitman (reconocido por retratar celebridades) y otros fotógrafos de estéticas similares “bellas”, aunque con distintos temas.
En contra peso, Sontag hace hincapié por el lado “feo” con la fotografía de la célebre Diane Arbus, reconocida por su trabajo inquietante y grotesco, tomando como eje el trabajo de Arbus para deslindarse con la idea “whitmaniana”. Apuntando al fotógrafo como un libre descubridor y emisor de distintos mensajes capturados, de modo que el artista es el encargado de romper con las mascaras sociales y presentar según su perspectiva lo que capta, convirtiendo a la fotografía en un instrumento de denuncia o revelación.
Sontag interpreta a la cámara como un juez con autoridad de trasportar materialidad a una imagen, apta de transformar circunstancias en un instante legendario, capaz de volverse testigo del contexto y ser una herramienta capturadora de realidades distintas. Sin embargo, la practicidad que tiene la fotografía también se llega a convertir en una idea ilusoria, debido al exceso de imágenes que nos rodean, orilla a la fotografía a ser un objeto banal y repetitivo.
A causa de ello es arriesgado catalogar a la fotografía como algo banal por ser un objeto repetitivo, sino es el hecho de perder su carácter de credibilidad al existir demasiada saturación de imágenes que, si no son malas, al menos son poco interesantes, tal cual lo expresa Sontag, fortaleciendo la incredulidad del espectador y volviendo más importante la imagen que el objeto en sí presentando en la fotografía.
Desde luego la fotografía nos invita a repensar lo que observamos, cada imagen es hija de su tiempo y cada imagen contiene un mensaje, ya sea catalogado como algo “bello” o “feo”, siendo el contexto el eje esencial para comprender el motivo de lo observado. Sontag nos provoca a analizar la fotografía desde otras perspectivas, con otra mentalidad; misma que ha sido un funcional para el resultado fotográfico que puede lograr perpetuarse como iniciador o especializado en la fotografía.
¿Qué diría Sontag si presenciara todo lo que observa hoy en día en las redes sociales y aplicaciones? ¿Cómo se expresaría y lograría analizar toda la información que a diario trasmitimos? Quizá la frase más acertada de Sontag sería: "la verdadera modernidad no es la austeridad sino una plenitud rociada de desperdicios¨. La realidad en la que ahora vivimos se vuelve cada vez más ilusoria, fácil y posiblemente arbitraria, es quizá el efecto liberador que tiene la fotografía, la simple pero profunda funcionalidad que posee ahora todos la podemos manipular.
Las aportaciones de Susan Sontag con su ensayo Sobre la fotografía, han sido funcionales hasta nuestros días según varios académicos. Y claro que lo es, debido a su carácter crítico, argumentativo, lleno de ejemplos y arte, excesivo y a la vez inconcluso, llegando a ser algo confuso, pero funcional dependiendo del lector. Convoca a repensar las ideas e investigación que expone, que, si bien algunos no llegan a estar de acuerdo con sus ideas, es elemental considerarlo para distintas opiniones y tareas ligadas al tema de la fotografía.
Aunque hoy en día encontrar una buena e interesante fotografía se ha vuelto una tarea complicada y especializada, es el tiempo el responsable de transformar a las imágenes en un objeto de importancia, es encontrar la historia detrás de cada fotografía, suceso que seguirá manifestándose mientras sigan existiendo las cámaras, los fotógrafos y la inquietud del ser humano de representar y presentar, aunque sea un pequeño fragmento de realidad; después de todo el mundo de las imágenes continua en el presente siglo XXI y aún queda mucho más que fotografiar.